ESCAPA DE TU COCHAMBROSO TRABAJO

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El amo de las lechugas

Arturo López Pérez
El amo de las lechugas
Arturo López Pérez

Decidí convertirme en inversor una mañana de diciembre de 2010.

Ese día me había levantado a las seis para ir a trabajar, como de costumbre.

El proceso siempre era el mismo.

Despertador.
Levantarme como un zombi.
Rascar el hielo del parabrisas del coche.
Comerme un atasco de tres pares de cojones.

Todo para llegar a la oficina y pasar ocho horas encerrado en una cueva sin luz natural, con hora y media para malcomer en algún restaurante de menú para oficinistas, donde servían aceite de oliva adulterado que me causaba cagalera cada dos por tres.

Tenía veinticinco años y mi vida ya era una puta mierda. ¿Cómo podía haberme jodido la vida tan rápido? ¿Qué había hecho mal? ¿Sería así el resto de mi vida?. Estas preguntas me carcomían mientras languidecía atrapado en el tráfico.

Mi trabajo consistía en programar parches para una plataforma antediluviana que los periodistas utilizaban para escribir, editar y publicar noticias. Tenía una interfaz llena de recuadros verdes con botoneras que permitían editar artículos y cambiarlos de sitio. Por eso, mis compañeros y yo decíamos jocosamente que nos pasábamos el día “picando lechugas”.

Tenía dos jefes directos, uno encima del otro. Uno era muy inteligente y el otro muy estricto, pero ambos respetuosos. El último era tan riguroso acerca de cómo debían hacerse las cosas que le llamábamos "el amo del calabozo", o simplemente, "el amo".

Al final del día, la historia se repetía y tardaba una hora y media en volver a casa. Mi vida se resumía en atascarme para ir de una caja de zapatos a otra. Todos los días daba la vuelta completa a la M-40 en plena hora punta.

Y yo, en teoría, era de los afortunados: tenía un buen trabajo y podía ir en coche. Otros, en cambio, viajaban apretados en vagones como sardinas en lata, oliendo a zorromacho gallinero y atentos a que no les robaran la cartera.

Intentaba convencerme de que me gustaba mi trabajo y que tenía mucha suerte de tenerlo. Después de todo, mis amigos aún seguían estudiando en la universidad y yo ya tenía un trabajo decente, donde me pagaban bien y me trataban con respeto.

Al fin y al cabo, había hecho todo lo que se suponía que debía hacer: esforzarme para conseguir un buen trabajo. Y lo había logrado siendo bastante joven. A ojos de los demás, mi vida parecía un éxito.

Sin embargo, no era feliz.

Me pasaba la vida trabajando para hacer ricos a otros, rodeado de personas conformistas que eran un pésimo ejemplo para mí. No quería bajo ningún concepto parecerme a mis compañeros de trabajo cuando fuera mayor. La mayoría tenía hipotecas, estaban gordos, y su único anhelo era que llegara el fin de semana y ver jugar al mandril.

Yo quería otra cosa, aunque no tenía nada que ver con el dinero.

Yo solo quería hacer surf.

Lo único que deseaba era tener techo, comida, agua, una playa perfecta delante de casa y mucho tiempo libre. Quería despertarme cuando me diera la gana, no tener que dar explicaciones a nadie, surfear todo el santo día y, después, pinzarme a una rubia de piernas largas.

Si te paras a pensarlo, no es mucho pedir.

¿Coches de lujo, mansiones pretenciosas y relojes caros? Eso no era para mí.

Yo solo quería tiempo.

Tiempo.
Tiempo.
Tiempo.

Por alguna razón, siempre he sabido que el tiempo es la verdadera riqueza.

Ese mismo día, en un arrebato de desesperación, busqué en Google "cómo vivir sin trabajar". Y resultó que los únicos que podían hacerlo eran los inversores y los diputados. Después de barajar mis opciones durante unos minutos, me juré a mí mismo que me convertiría en inversor, porque hablo muy mal en público y ser diputado no era viable.

El problema es que no tenía ni pajolera idea de en qué consistía ser inversor.

Y aquí es donde empieza mi aventura, y la tuya también.

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Mis libros

Book Cover

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Sobre mí

Me llamo Arturo y soy un inversor profesional afincado en Andorra, con más de doce años de experiencia en los mercados y carnet oficial de vividor.

Después múltiples fracasos en el sistema educativo tradicional, a los veintiún años de edad abandoné la universidad para comenzar mi carrera profesional como programador. Trabajé para medios de comunicación reconocidos como El Mundo, Expansión y Marca, siendo el técnico más joven del grupo editorial.

Posteriormente, mi deseo de alcanzar la libertad me impulsó a reinventarme, dejar la seguridad del empleo, emigrar al extranjero y enfocar mis esfuerzos en el mundo de la inversión.

Fundé una de las primeras empresas especializadas en indicadores técnicos y robots de bolsa, logrando millones de descargas a nivel mundial y destacándome en la vanguardia de la inversión algorítmica, mientras hacía surf en un paraíso ecuatorial.

Paralelamente, fuí construyendo mi cartera de inversión mientras estudiaba teoría económica, historia monetaria, análisis de empresas y planificación financiera.

Alcancé la libertad financiera pocos años después, y desde entonces, mi vida se ha convertido en una interminable aventura que me ha llevado a vivir en varios países y visitar otros tantos.

En la actualidad, me dedico a la inversión en bolsa y metales preciosos, y decidí convertirme en escritor porque tengo muy poca tolerancia al aburrimiento.

Por cierto... ¿te he pedido ya que te apuntes a mi lista de correo?

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Fotografia de Arturo

Lo que dirían de nosotros

Mariano Sánchez Abascal
Secretario General del Partido Confiscador

"Los inversores que se mudan a Andorra son antipatriotas de ultra-derecha y nadie les ha dado permiso para irse."

⭐⭐⭐⭐
Lindine Robbard
Directora del Banco Central

“Arturo es un mentiroso descarado. La idea de que los bancos centrales falsifican dinero es una completa falacia que no merece ni un segundo de atención.”

⭐⭐⭐⭐
Pelayo Furtivo
Director de SlaveCard

“¿Ahorrar e invertir? ¿Para qué? ¿Para ser el más rico del cementerio? No recomendado. Es mejor gastar ahora y pagar después que solo se vive una vez.”

⭐⭐⭐⭐
Juan Carcelero
Propietario de Tucurro S.A

Deja de perder el tiempo en Forreti y vuelve a ver el fútbol, que como esto siga así me voy a quedar sin empleados.

⭐⭐⭐⭐
Carla Chotín
Directora de UsurBank

“Todo el mundo sabe que alquilar es tirar el dinero y que la mejor forma de acceder a una vivienda es firmando una hipoteca.”

⭐⭐⭐⭐
Jose María Truhan
Chairman de Fondos Truhan & Turro

“¡Ni caso a lo que dice Arturo! Todos los expertos del sector financiero coinciden de forma unánime: el público debería delegar en ellos la tarea de invertir.”

⭐⭐⭐⭐
Luis Malavida
Director de Pensiones El Agujero

“El público es demasiado ignorante para gestionar su propio dinero: lo que deberían hacer es invertir en fondos de pensiones con alta calificación MorningSinger.”

⭐⭐⭐⭐
Cipriano Inflón
Editor de El Econochanta

“Es mentira que los medios económicos se dejen huntar para hablar bien de ciertas empresas y bombear sus ampliaciones de capital.”

⭐⭐⭐⭐
Clara Engañávanez
Editora Jefe del Diario Contracción

“Forreti es fake news.”

⭐⭐⭐⭐
Hervé Fraudín
Secretario de la Caja de Inseguridad Antisocial

“Si la gente sigue leyendo Forreti, acumulando patrimonio y emigrando a refugios fiscales... ¿Quién va a pagar las pensiones?”

⭐⭐⭐⭐
Juan Carlos Nocturno
Director General de la CNMV

“¡Pamplinas! Los bancos regulados tienen el dinero del ciudadano a buen recaudo y no se lo han prestado a terceros sin su conocimiento.”

⭐⭐⭐⭐
Jaime Borroso
Ministro de Censura Digital

“Todavía no tenemos la capacidad de censurar las listas de correo, pero mientras tanto no te apuntes a Forreti.”

⭐⭐⭐⭐